Vivir para llevar consuelo y esperanza.

Entrevista a Elizabeth Pérez, voluntaria de AINDAC en Hospitales.

Una vez al mes, el equipo de voluntarios de AINDAC visita el hospital Siglo XXI en la Ciudad de México, llevando amor, alegría y mucha esperanza a los niños del área de oncología quienes esperan pacientemente recobrar la salud para poder disfrutar de la vida como cualquier otro niño. Entre las voluntarias, se encuentra Elizabeth Pérez, quien nos contó su experiencia en AINDAC.

¿Cómo fue que te convertiste en voluntaria de AINDAC?

E. En el 2009, me desahuciaron al padecer preeclampsia y perder a mi bebé a raíz de esta enfermedad. Cuando yo me encontraba en esa situación, le dije a Dios que si me daba la oportunidad de seguir viviendo ocuparía mi vida para ayudar a los demás. Pasaron los meses y conocí a AINDAC donde me integré al equipo de voluntarios de hospitales y sentí que encajaba a la perfección.

¿Qué te hizo sentir que encajabas en este equipo?

E. Al hacer la primera visita vi el dolor y sufrimiento de las mamás al perder un hijo, como yo lo había perdido, pero también podia identificarme con el enfermo, al haber vivido y estado en la misma situación, desahuciada. Era el mismo dolor que había experimentado algunos meses atrás. Descubrí que podia entender la situación por la que estaban pasando tanto padres como hijos, al ser diagnosticados con cancer y llevarles el amor, la esperanza y el consuelo que tanto necesitan.

 

«La primera persona beneficiada al perdonar es uno mismo… la falta de perdón es una barrera que impide que el amor fluya.»

 

¿En qué te ha ayudado el formar parte del equipo de voluntarios de AINDAC?

E. Antes era orgullosa, aislada, no me podia integrar en ningún lado, pues no me gustaba convivir con las personas; el ser voluntaria me ha ayudado a moldear mi carácter, ahora soy una persona amigable, me encanta hablar, tener amigos y sonreír mucho. He aprendido a perdonar y a pedir perdón, ya que la primera persona beneficiada al perdonar es uno mismo, pues si uno no perdona no puede disfrutar de la vida, de las cosas buenas que Dios tiene preparadas para cada uno de nosotros, la falta de perdón es una barrera que impide que el amor fluya.

¿Qué le dirías a nuestros lectores para invitarlos a formar parte del equipo de voluntarios de AINDAC?

E. La transformación no sólo la veras en aquellas personas a las que ayudas o visitas, sino que el primer cambio lo verás en ti.

Si al igual que Elizabeth deseas vivir la experiencia de poner el amor en acción intégrate al equipo de voluntariado de AINDAC contáctanos a: voluntarios@aindac.org ¡Te esperamos!